Alejandra Parra
Cortesía de la casa
Sentada en el bar de dios
deliro de hambre.
Alguien se acerca
Me sirve mi porción de mundo
_ ¿ésto es?
La casa
Comiendo las migas del día
apoyada en el mantel a cuadros
converso con mi sombra, mis cristales,
las letras del anagrama.
Desde la ventana cuelga la vida
del gato negro
su mueca.
Nadie ve, pero él sabe
que la casa no está vacía
saturada de espectros
carcomida de invierno.
Mi cadáver y yo
tomamos té con la muerte
jugamos truco por un alma
que nos besa la boca
mientras se roba el as de espada.
Puesto vacante
Siempre en otro muelle
mi padre,
tan lejos del río
donde pongo proa a la vida.
No hay puentes que alcancen
mi balsa de huesos,
ni remos fieles
a tanta travesía.
Él sigue con la sonrisa estacionada
como si siempre fuera enero,
fingiendo jardines
(que nunca comparte).
Ha logrado pasarle su camisa al mundo,
(por si me ampara)
mientras alza la mano
en musculosa,
y saluda a mi fe
seca de frío.
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