Sergio
Nakauchi
(Buenos Aires, 1965)
Hombre esperando a una mujer
(Acrílico sobre tela)
En la atmósfera
Es posible observar
Una tarde
Todavía
Alta.
Con pájaros
Grises
Brillando
En el viento.
Y piedras
Que guardan
Resplandor de hogueras.
No es posible
En cambio
Divisar
Insectos.
Hay sí
Un hombre
Que parece
Feliz.
Y trenes
Que pasan a
Horario
Como ondulaciones
Violetas.
En la parte superior,
A la izquierda,
El sol quema
Las horas
Del siguiente modo:
Con esferas precisas
Ardiendo
En las ramas
De los árboles.
La luz
Echa raíces
En los bordes
Rojos
De la vereda.
La esquina
Está pintada
A mediodía.
El cuadro
Abarca
También
La posibilidad
De que la mujer
No aparezca.
Las manos de
Eric Dolphy
Del sonido inalcanzable de la noche
no me llegan más que ladridos
de perros (presumiblemente) vagabundos,
azules o lejanos.
De la luz deslumbrante del día
no me llega más que un oscuro trozo
de la tarde.
Acaso no sea posible
poner a hervir
la felicidad o la tristeza
hasta su máximo esplendor.
Como si las cosas se extinguieran
en su punto más alto
y sólo fuese verdad la víspera,
la sombra de valijas
recién preparadas.
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