Los muertos
Solíamos desenterrar
a los muertos
y colocarlos en frasquitos
color caramelo
sobre la mesa.
Esa era la ceremonia previa
al despertar de los veranos
y creíamos convertirnos así en los iniciados
cuando ni siquiera comprendíamos
el concepto tierno y cerrado
de la primera semilla.
Qué hacer con los muertos.
Qué hacer con los desentierros
de los muertos.
Qué hacer con sus nombres cambiados
por los poderes casi siempre feudales
de los señores del orden.
Debimos volver a poner nombres,
vestirlos con orígenes,
dejarlos vivir juntos a nosotros
corriendo una canción en el jardín
como mariposas sin luz propia.
Hasta que fueron muriendo otra vez,
de a poco, uno a uno,
de rodillas junto a nuestra cama,
y nos dejaron todo.
La débil lámpara que somos.
El pequeño camino vaciado
de palabras prestadas.
Este sueño en que debemos creer,
Algunas noches.
|