Regreso de Viaje
Vuelvo de la selva a mi pálido invierno
y todo parece estar donde lo dejé:
un almohadón cariacontecido,
la marca demasiado acentuada del señalador
en el libro de Mutis.
Mis amigos confían en ver monos
y reservas de pájaros chillones en mis
nuevos poemas.
Inútil explicar.
Yo me marchito rápido, como la azucena en el vaso
del consultorio del dentista
y pienso en un sol con brillo metálico
girando veloz en un cielo violeta.
Hubo un molinito de plástico, recuerdo,
atravesando el aire como ese sol.
La historia es ese enlace, me digo,
pequeño como el ligamento de mi dedo
entre falanges.
La historia es también el giro de aquel
ventilador de techo gimoteante
que sacude su paleta rota sobre mi nariz
en un hotel vacío
y el polvo, que se levanta ahora
como única presencia viva,
un membrete de carta apesadumbrada
bajo el pisapapel.
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