6
El verano se fue, siguiendo a las últimas
mariposas, por detrás del depósito pintado de verde.
No les dije adiós, sólo miré fijo a las nubes
y me sentí puesta a un lado como una silla en desuso.
"Amapola y memoria".
Todos los hijos son judíos.
Hemos bailado un amor parecido a la muerte
(en los vendajes apretados)
pero nunca oímos el mismo violín.
(sombras precisas y nerviosas bajo el sol).
Comimos del mismo pan,
por las noches recogimos estrellas
hasta llenar los baldes (como si fueran almejas)
inclinados como los campesinos de Brueguel.
¿Cuáles eran, papá, las palabras del invierno?
En el fondo del pozo, en la casa del abuelo,
guardaste tu lágrima.
Los hombres no lloran, los hombres canjean
la joya escondida por una furia sorda:
a la melancolía, a la fragilidad, sorda
al reclamo de lo que no puede sobrevivir
en este campo exhausto y secreto.
Notas:
"Amapola y memoria": Paul Celan
|